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viernes, 16 de marzo de 2012

Arzúa - Santiago de Compostela (16/03/2012)

Último día de esta pequeña aventura cuya idea se gestó hace años, muchos años, pero que hace poco más de una semana que inicié.
Estoy escuchando Coldplay a la par que escribo. Coldplay me tranquiliza y ahora mismo me sienta a deber cumplido, a satisfacción y a júbilo. Tantas canciones que significan tanto con varias personas...
Sí, estoy en Santiago, no voy a decir que haya llorado al verla desde el Monte do Gozo porque el día ha salido completamente nublado y porque, sinceramente, no lloro con estas cosas. Pero al llegar a la ciudad y ver asomarse las torres de la catedral entre el resto de edificios ha hecho que me sienta sobre todo en paz.
No quiero soltar un discurso sobre vivencias, viajes iniciáticos, aristía ni cambios de ningún tipo, no aquí, por supuesto. Lo único que pesa de todo esto es la constatación de muchas cosas que siempre he pensado y que ni siquiera quiero expresar aquí, pues forman parte de lo más privado y cercano y debe de quedar ajeno a miradas desconocidas.
Vuelvo pues a tierra y redacto lo que ha sido el día:
Comienzo poniendo la nota musical al amanecer pues mi teléfono es el primero al que le suena la alarma y se escucha el "Stir it up" de Bob Marley a la vez que levanta a toda la habitación. Es hora de ponerse en pie, organizarlo todo para la que será la última etapa y desayunar bien, algo sumamente importante, siempre ;)
Partimos pues hacia Santiago en lo que será la etapa más corta de todas, 40kms. Dura, como todas, pero bella como ninguna. Y no defrauda en todos los sentidos. Queremos llegar antes de las 12 para asistir a la misa del peregrino, pero nos es imposible, llegamos con cerca de una hora de retraso.
Después de informarnos en la Oficina del Peregrino, donde además nos rellenan la Compostelana, vamos a instalarnos al albergue Mundoalbergue, de reciente apertura, muy cuidado y donde haremos noche por 16€.
La ducha es reparadora, nos vamos a comer una merluza exquisita, una Estrella Galicia refrescante, un café placentero y un chupito digestivo. De vuelta al albergue a descansar un poco y organizarnos para nuestra vuelta mañana a casa.
Salimos a visitar la catedral, visitar al Santo, "rezo" por todos a los que quiero y me consuelo sintiéndome en la catedral un poco más especial que el resto al considerar que he conseguido una hazaña. Mi más sincero respeto y admiración para el resto de peregrinos que veo deambular por naves, transeptos y girolas. Son verdaderos héroes que han realizado pequeñas hazañas diarias. Se nota perfectamente quién ha hecho más de 100 kms y quién no.
Visito la tumba del Santo y salgo a la Plaza del Obradoiro.
Correteamos por las calles Villar y Franco y nos paramos con cualquier mercader que nos ofrece algo para degustar. Compro algún regalo y nos volvemos a parar un poco más abajo, pues Sarai, una bellísima y simpatiquísima uruguaya nos obsequia con un poco de tarta de Santiago. Hablamos con ella un buen rato y aparece el nombre y carácter de Silvia. Todo queda en un intercambio, el blog como nexo de unión y los estudios en psicología como un atractivo inicial.
Volvemos a dejarnos llevar por el río de personas que a esas horas empiezan a llenar calles y plazuelas. Son las 5 de la tarde.
Me encanta Santiago de Compostela, lo sé, yo soy muy fácil de convencer cuando hay belleza de por medio, pero en Santiago es tan fácil dejarse llevar por el encanto de sus piedras como quedarse absorto ante el acento meloso de sus gentes.
Cena de lujo y copa para despedirnos a lo grande. Mañana me vuelvo a Cáceres, echo de menos mi Patio Chico.


Desayuno en la Confitería La Esquina

¡A Santiago!

¡A Santiago!

¡A Santiago!

¡A Santiago!

Santiago de Compostela

Cruz de Santiago

Santiago de Compostela (Catedral)

Santiago de Compostela (Catedral)

Santiago de Compostela (Catedral)

Cena en El Cayado

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