Perdido en algún punto del Camino francés...: Redecilla del Camino

¡Estoy en Burgos!
Amigos/as, recordad que cenar chorizo frito por la noche es malo para la digestión . Pero es que estaba tan bueno con los huevos fritos...
Me despierto hoy con la sensación de no haber dormido bien y es que, a pesar de estar en un entorno acogedor, así ha sido. La mala digestión me ha hecho pasar una mala noche. Por cierto, no ha habido churros finalmente esta mañana, los dejaremos para otro día.
El resumen de la jornada es que las piernas me han respondido muy bien y eso que la subida de Villafranca Montes de Oca ha sido dura.
Salgo temprano y voy pasando un pueblo tras otro con la sensación de que la jornada me depara algo bueno. Voy saludado a todo peregrino al que adelanto al grito de "Buen camino" tan extendido y que al parecer es el saludo entre caminantes y me acuerdo muchísimo de Mali.
La subida de Villafranca Montes de Oca se hace dura y las guías recomiendan hacerla por carretera, así que me armo de paciencia, compro un poco de fruta para reponer vitaminas, descanso mientras como y comienzo la ascensión. Ya arriba un pequeño sube y baja y enfilo de nuevo el Camino donde me esperaban un bosque de castaños y de pinos que hacen de nuevo que me sienta en un entorno familiar.
Correteo como un niño a lomos de la bici y llego a San Juan de Ortega después de una bajada muy divertida y me sorprende el pueblo, ¡Cómo no! Fotaca al Monasterio ;)
Desde San Juan veo que me vienen siguiendo tres ciclistas a los que ya había visto en Villafranca sobrepasarme. No entiendo la dinámica de su ritmo, pues yo voy muchísimo más lento que ellos. Me ilusiono con la idea de que realmente estoy haciendo piernas.
Paso por Agés y llego a Atapuerca. No puedo negarme a preguntar sobre la posibilidad de visitar los yacimientos, pero es imposible. Sólo visitas concertadas y hasta verano casi que nada. Me maravilla el entorno, me está encantado el Camino y me invade una gran sensación de insignificancia. De ser un gurrumino, como dicen algunos, al sentirme rodeado de tantos años de historia de la civilización.
La subida por la sierra de Atapuerca se me hace impracticable por culpa de las piedras, así que echo pie a tierra y me acuerdo de lo que podrían disfrutar en este paraje mis amigos Julio y Luis, a quienes les encanta la Geología.
Cuál es mi sorpresa cuando miro para atrás y veo de nuevo a los ciclistas. No entiendo nada, encima de que me había entretenido chorrocientas veces antes van y siguen ahí, acechándome como en la peli El diablo sobre ruedas. El caso es que ya arriba me alcanzan, nos ponemos a hablar, puestas en común, recibo recomendaciones para mañana y zaca, fotaca al canto que me hacen. Ahí estoy yo en lo alto de Atapuerca, al fondo Burgos.
Y llego a Burgos un poco timorato por lo que me había pasado en Logroño. Nada que ver, el mejor albergue del Camino sin duda y Burgos... Bueno, qué os voy a contar que no sepáis. El albergue es completamente nuevo, esto parece un hotel si no fuera por eso de las literas, pero aún así la sensación de aislamiento es magnífica. Ah, y está en pleno centro de Burgos.
Salgo a reponer fuerzas y luego me voy a tomar un café a una terraza y sucede la anécdota del día: en la mesa de al lado escucho una conversación...
"Este acento..." me digo a mí mismo. Hasta que escucho el inconfundible "tontocoño" y me siento obligado a preguntar.
-¿De dónde eres? pregunto yo.
- Extremeña, respondió ella.
- Ya, pero de dónde
- De Almendralejo.
Os podréis figurar mi sorpresa, me invitan a su mesa y así pasamos parte de la tarde tres extremeños con motivos bien distintos en Burgos. Gracias a María José y Daniel por ese estupendo ratino y buena conversación. Espero que se cumplan parte de sus sueños. Ah, y gracias por recomendarme visitar la parte alta de la ciudad, todo un espectáculo.
Ahora son las 20h, así que saldré a cenar algo.